La ciudad es la huella
y esa huella se tiñe de diferentes tonalidades que conforman un abanico de
sentidos y cruces con otras disciplinas: la historia, la arquitectura, la biografía del lugar y su gestación territorial, la sociología, la literatura
impregnadas por la memoria y las experiencias vividas, otros itinerarios
transitados.
A través de este
deambular, este pasear sin prisa, recuperamos el placer del descubrimiento y de
la intervención del espacio público.
No hay una sola mirada,
un eje central en este viaje externo e interno sino múltiples lecturas. La
ciudad se nos ofrece como un hipertexto donde cada enlace refuerza una
identidad cultural, un imaginario que se construye con esa diversidad que la
puebla. Voces, olores, colores, personajes, lugares que invitan al mundo
ciudadano. .
La ciudad es la meta,
redescubrirla en esa multiplicidad de
miradas y perderse en ella.